Los huehues


un huhuetl
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La aridez de los colores CRÓNICA
El olor a leña quemada se empezaba a develar en cuanto pisamos la tierra árida de Panotla, lugar de paso en Tlaxcala. Eran las nueve y media de la mañana del domingo cuatro de marzo, los changaros empezaban a abrir, todo se veía muy quieto solo en la avenida principal (una subida que apuntaba a la iglesia local) tenía un poco de ajetreo con gente corriendo de un lado al otro con instrumentos musicales y máscaras con listones y miradas muy peculiares.

Era el tercer domingo del carnaval de los huehues, el tercero y el cierre. En cuanto llegamos empezamos a preguntar en dónde podríamos encontrar alguna camada, unos músicos nos dijeron que sobre la avenido en la que veníamos caminando podríamos encontrar a una a las doce del día. Subimos a la iglesia dedicada a San Nicolás de Bari (barroca del siglo XVII), de verdad se confunde uno si entra ahí, es como estar en el cielo. Tal vez lo hicieron con esa intención, de que uno se sintiera como estar entre nubes, la luz de la cúpula llegaba a una de las imágenes de María.

Algunos muchachos traían ya sus máscaras en las manos mientras las muchachas vestían de fiesta , como si fueran a una boda o hubiesen salido de un cuadro de Monet con todo y sus colores pastel.

- ¿Ustedes bailan, no?.
– Si señorita, es un gusto bailar en mi pueblo. Tenía la cara tapada con un paliacate blanco, su cabeza era cobijada por un sombrero con espejos adelante y atrás en donde descansaban unos listones de arco iris casi infinito.

Era albañil, sus manos eran resguardadas por unos guantes negros como sus demás compañeros. Los listones y plumas se debían a la fusión entre razas por medio de la conquista, los espejos eran dos soles, uno de la Nueva España y otro por el Viejo Continente, en cuanto a las máscaras que las hacía una sola familia y que eran muy caras, generalmente de madera de una sola pieza las cuales pasaban de generación en generación.

Todo esto era para hacer una sátira de los europeos y sus modales, donde la música que bailaban eran Virginias, cuadrillas...piezas francesas en las que bailaban puros hombres, y que conforme fue pasando el tiempo la mujer empezó a participar como protagonista de los bailes sin que la música variara en su esencia.

Bailarían en una casa, la gente estaba en círculo esperando a que bailaran, este grupo era de hombres y mujeres.
- Hace mucho no bajo al carnaval porque siempre es lo mismo, que ya pa´que bajo si no voy a haber nada nuevo, eso solo emocionaba a los que venían de fuera.
Tenía un gesto duro, y cuando empezó a tocar el conjunto que traían ella se metió a su casa. La gente sin dirigir su vista hacia otras cosas que no fueran los huehues, la banda que tocaba estaba afuera: una guitarra, un órgano y tres trompetas le daban el compás a los enmascarados.

El sol empezaba a calentar demás, ya eran casi las doce, era Delfina gritando –órale muchachos, a comer, ya los estaba esperando. Es una señora de carácter fuerte que no se le puede decir que no, sin preguntarnos nos tomó del brazo y nos fue sentando a la mesa, nadie estaba comiendo solo nosotros. Refresco en la mesa, platos de unicel y la señora Hilda, gordita chaparrita con un mandil lila nos empezó a servir arroz rojo, barbacoa empapelado como si fuera mixiote, frijolitos con salsa verde y tortillas para acompañar.

En eso llegó el doctor y sus acompañantes, nos dirigimos a él como estudiantes de nuevo mostrando nuestro interés por saber algunas cifras y datos que creíamos importantes en ese momento- muchachos, coman, y al rato nos ponemos a platicar, bienvenidos. Nos acercó a su mesa y eso fue todo. Uno de los que iba con él insistió en que siguiésemos comiendo.
– Deberían de venir en diciembre, mi teléfono se los doy y con gusto los recibimos parea la fiesta del pueblo. Presumía de hacer una barbacoa muy rica, (de lo cual no aguanté las ganas y le pregunté).
– ¡Ah! ,pues fácil se baña con una botella de tequila, naranja y especies, una hoja de plátano para envolver y se coce a fuego bajo , nombre, deberían de ver que rico queda esto!.

Nos anunciaban que el carnaval iba a empezar, y el mismo señor de la barbacoa empezó a comentar que no tenían rey feo para el coche de la Reina, en broma les dije que Jacob era perfecto como rey feo , se nos acercó y se puso de acuerdo con él. Es fácil solo tienes que aventar dulces por la calle, a las 3 tienes que estar en la entrada del pueblo, te subes a un convertible.

Bajamos y el primer grupo que vimos bailar traía algo peculiar. Era un hombre de falda, sombrero de campesino y aùn mascara de mujer, estaba cargando a un bebe de juguete y mandaba besos al público. Empezamos a bajar pro donde habíamos subido por la mañana, además de gente bailando estaban como en las ferias puestos de comidas y gente con carretillas vendiendo dulces. Paramos a ver la especialidad de la muestra gastronómica tlascalteca: Micheladas con camarón y pulpo, semillas de pepitas y capulín, dulces regionales de época de la colonia y algo que nunca había visto, coco garapiñado. Empecé a platicar con el señor de la carretilla de los dulces de tez clara, panzoncito, ojo azul y bigote claro me decía que le iba muy bien en los carnavales con al venta de sus dulces, que él los hacía todos menos los confitados, me dijo como hacía el coco garapiñado y me despedí de él.

Mas abajo tenía la intención de toma runa fotografía de un puesto de tepache, un señor con gafas oscuras me paró- How are you miss... empecé a reír mucho. – Hola, pos que pasó señor, yo soy más chilanga que usteee! ja, ja, ja y estos tepaches los conozco rete bien!. El portaba una esclava a de otro, una cadena con una imagen de Jesucristo, un diente de oro se le asomaba por su ventana ...
.-Soy de Tepito ¿conoces?y me dedico a robar ja, ja, ja. Decía con la caguama en la mano mientras le daba tragos y la agitaba. –Ten, dale un trago. Me decía acercándome la botella. –No muchas gracias, que amable. Tomé la michelada de César y la estrellé contra su caguama mientras nos despedíamos de tan colorido personaje.

Empezaba otro baile, así que ahí nos quedamos , resultaba ser la camada de San Jorge de hombres hombres. La peculiaridad de esta camada es que tiene el rol de hombres y de mujeres. Los hombres-mujeres traían unas vestimentas muy coloridas de color fucsia con brillantitos, un maquillaje deslumbrante con rimel o pestañas postizas, tangas, peinados de colitas, pelucas, y pincitas con su rostro del color del vestido pa´ que resalten, como salidas de "La Jaula de las Locas" ,un mexican curious.

Uno de los muchachos le pidió a Paulina que le guardara su máscara, ahí empezamos a ver que sus ojos eran de vidrio y que se podían mover al jalarle un listón que traía. A la hora de que le hacen como guajolotes jubilosos le jalan el listón como para parpadear. ¡ Y de verdad que parece que te están mirando!. Decidimos que gracias a esta confianza podríamos conseguir el contacto de la camada y seguirlos por el carnaval para trabajar con ellos.

Todos eran jovencitos, al igual que todas las camadas, no vimos a ningún participante que fuera de una edad mayor a los 35 años. Empezamos a platicar con ellos y a felicitarlos. Todos eran maestros en esa camada. conocimos a Julio, profesor de telesecundaria en busca de chamba, todos iban bebiendo uno que otro trago de cerveza mientras iban trasladándose de una calle a otra. La segunda vez que los vimos bailando se me acercó un niño con una lata de Pepsi y un disfraz de lobo, le dije que si le podía tomar fotos y accedió, me llevó con su hermanito para que también le tomara una foto, estaban muy contentos jugando con mi cámara y viendo como se veían ellos en pantalla.

Ya eran casi las tres y Jacob tenía que estar en el convertible, cuando dimos con él todo el mundo se hizo el desentendido. Vimos el convertible y en él a la señorita Tlaxcala de impecables y rígidos rizos con la mirada un poco desviada pero eso si, una sonrisa siempre activa. Y así empezó el carnaval, en donde ella abrió pista junto con al dependencia del DIF en donde los integrantes cargaban una manta desvirtuada con eso del “Día de la Familia”...

Y así empezaron a desfilar las camadas de hombres y mujeres; hombres con hombres; niños disfrazados de payasitos, lobos (osos), brujas; el Papa móvil, personajes del mundo del rock (Geene Simons), unos que venían de Puebla que parecían Los Tres Mosqueteros con sus vestimentas ¡y unos ruidazos que hacían con sus carabinas! en fin todo el pueblo andaba en la calle festejando a las camadas y recibiendo los dulces que como proyectiles caían en las caras y en las aceras, el baile no tenía para cuando acabar.

Entre los bailes conocí a un señor de ochenta y tantos años que traía un bastón, el cual me dijo que le gustaba el baile, no era de ahí, vivía antes en la ciudad en el centro, trabajo para la wearever haciendo plumas y que de ahí lo pensionaron y que de ahí vivía, dándole a sus siete hijos una licenciatura, de lo cual se sentía muy orgulloso, pero ese día lo vi solo y no le conocí ningún familiar, así como lo conocí se me perdió de vista entre la multitud...

Y así llegamos a la noche y a la hora establecida para ir al camión, una ultima parada al baño, y con ello el accidente de haber conocido a la antropóloga del lugar, la cual nos dijo que si regresábamos en una semana nos tendría unas copias del carnaval y algunas detalles. Se hacía tarde. así que corrimos a buscar el camión, no sin antes tomarle una foto a la luna que estaba casi completa y con la vista puesta en un regreso.

Comentarios

Anónimo dijo…
Hola! Soy Itsi, soy aventurera, voy a ir a visitar a tlaxcala y navegando en internet encontré esta crónica tuya de tu viaye a tlaxcala. Tengo curiosidad en si es verdad lo que dicen, que ahi comen las pepitas del capulín tostadas. Probaste alguna?, como las tuestan?
Te agradeceria alguna respuesta
mi correo es itsiline@hotmail.com

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