Fondue vs. choriqueso



El fondue es un platillo propio de cenas, listo para presumir de que uno sí sabe de "la buena cocina". ¿A quién no le ha tocado tener en sus reuniones esto disque “nice” para compartir. Todo cabe dentro de una olla a fuego bajo, puede quedar delicioso si se hace al pie de la letra, con las cantidades de ingredientes exactos.
Esto surge gracias al hambre de los pobres campesinos suizos. Un pedazo de queso y pan duro evolucionaron de forma divina y perfecta dando lugar a un trozo de Emmental, Gruyere, un chorrito de vino blanco, kirsch, además de elementos aromáticos: clavo, ajo y nuez moscada que le vuelan a uno la cabeza.
El fondue como todo en la vida debía tener su darkside, su detestable wannabe. El choriqueso. ¿Quién en su vida se ha resistido a esa ollita de barro con queso fundido en una taquería?, ¿Quién? En toda taquería decente, o por lo menos en la mayoría el choriqueso está presente. Ya sea en molcajetito o en barro, con chorizo o longaniza y una buena salsita picante cobijada de tortillas calientes de maíz o de harina es un extra que se tiene que tomar en cuenta en una de las tantas visitas taqueras.
Se come sin complicaciones, tal vez un boingcito de mango o guayaba haga más ameno el proceso de masticación. Se toma con un tenedor el queso mientras se sostiene la tortilla extendida con la otra mano, se coloca el queso en la tortilla, un poco de salsa por elección y se enrolla con ayuda de las dos manos. Listo.
El choriqueso de esta forma ayuda a que el verbo “taquear” siga vivo, y lo impulse por todo México, por todo el mundo cambiando la baguette, el vino blanco y especies por un trozo de maíz y salsa picante.

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